Entrevista a Patrick Rothfuss en Madrid, por Iria G. Parente y Toluuu
Es de hace un par de
meses, pero me ha parecido interesante el ponerlo por si acaso os lo
perdisteis.
Abajo del todo estará el link de la pagina
en donde la saque y que vienen mas cosas por si os interesa.
RUEDA DE PRENSA
Pregunta Blog: ¿Consideras que un solo libro
basta para contar todo lo que te queda por contar?
Respuesta Patrick: Sí. (Así de simple
y sencilla fue la respuesta. Nuestro Patrick parece absolutamente convencido de
que el esperado tercer número de la serie y que cerrará la afamada saga no
dejará cabos sueltos y solucionará todos los hilos argumentales abiertos).
P. B.: Con motivo de la futura
adaptación en serie que va a haber: si tuvieras que escoger un actor para
interpretar a Kvothe, ¿a quién sería?
R. P.: Nunca he sido capaz de imaginarme un actor concreto que pudiera
interpretar su papel, y la razón es que aunque supiera dibujar, que no sé, no
podría dibujar su cara porque cuando lo describo y él actúa en el libro, yo
realmente no le veo la cara, sino que hablo y veo las cosas a través de sus
ojos, y no es un personaje que se mire mucho al espejo. Lo que sí que quiero es
que sea un buen actor; eso es fundamental. Si es guapo, bueno, hay mucha gente
guapa en el mundo, pero lo fundamental para mí es la calidad de la
interpretación.
P. B.: ¿Por qué ha elegido la televisión en vez del cine plasmar una obra
de las dimensiones de esta historia?
R. P.: Todas las películas de fantasía que ha habido en el cine siempre
son películas de acción, y mi libro no es una historia de acción, y si lo
hubiera llevado Hollywood a la pantalla, lo hubiera transformado en una
película de acción, pero no lo es. Os podéis imaginar la película que habría
hecho Hollywood, seguro. Además, lo que ocurre con la televisión es que
proporciona un gran espacio para poder desarrollar la película, para contar una
historia.
Conocí a un guionista que pensó
que sí se podía llevar al cine, además conocía a gente importante de un estudio
de cine y hablamos mucho sobre ello. Lo que ocurrió con esta persona es que
empezó a decir: “Necesitaríamos hacer este cambio” y yo dije: “venga”;
“deberíamos hacer este otro cambio”, y yo: “vale”, y así continuó proponiendo
cambios y al final dije: “Oye, un momento, tantos cambios…” y entonces me di
cuenta de que es que tenía la intención de hacer en una sola película los tres
libros. Le dije que eso no era posible, y dijo que era la única forma de vender
la película; entonces le expliqué que aunque me ofreciera un millón de dólares,
aunque pudiera hacerse esa película al día siguiente, aunque fuera una película
horrible, inclusive que fuese a conseguir que yo triplicara o cuadruplicara la
venta de los libros, no me sentiría a gusto con una película así, porque
estaría traicionando a mis libros y en cierto modo traicionando a mis lectores.
No me gusta la idea de hacerle eso a mis libros porque son las cosas que yo
amo.
P. B.: ¿Hay alguno de tus personajes que creas que ha obtenido mucho más
protagonismo del que tú pensabas que iba a obtener en un inicio y por eso no te
guste ahora mismo?
R. P.: No. Vamos a ver, mis personajes: a mí me gusta cuando uno de mis
personajes cobra vida propia, es una cosa que me satisface, pero hay muchos
autores que dicen “mi personaje o personajes se hicieron con la historia”; yo
odio que digan eso. Es como cuando uno ve a unos padres con unos niños en el
restaurante y los niños se descontrolan, empiezan a coger o romper las cosas y
los padres dicen: “¡Ay, es que no los puedo controlar! Es que hacen lo que
quieren”.
Esto no puede ser, los autores
que dicen esto, eso de “ah, los personajes tomaron las riendas del asunto”, no
puede ser, porque cuando uno tiene hijos, los tiene que disciplinar, con buenos
modos, y hacer un buen trabajo como padre, del mismo modo que cuando uno es
autor tiene disciplinar a sus personajes, no puede dejar que se descontrolen y
vayan por su cuenta.
(Y esto último se
traduce y resume con una frase que utilizó el propio Patrick en esta
intervención, como mensaje a los autores que alguna vez hemos dicho (y me tengo
que incluir en el grupo) que algún personaje se nos ha ido de las manos: “Do your fucking job!”· Os podéis
imaginar las risas que estallaron en la rueda de prensa; que aún fueron más
cuando no pudimos pasar desapercibido el hecho de que ella se negó a traducir
esa parte).
P. B.: Kvothe es un héroe contradictorio, atípico, comete muchos errores,
lo cual lo hace muy humano. ¿Es esto parte de su éxito?
R. P.: Para empezar un par de cosas: la primera es que no estoy de
acuerdo contigo, porque yo no creo que sea un héroe atípico ni mucho menos,
todo lo contrario, es el clásico héroe o protagonista típico de todas las
fábulas literarias. Es un héroe que tiene problemas, que tiene conflictos, que
es problemático, y en ese sentido es un héroe estereotipado. Lo que ocurre con
estos héroes, y es lo que le ocurre a Kvothe, es que quieren cubrir su orgullo
personal. Lo que pasa con la literatura es que en algún momento dejó de
utilizar estos héroes típicos y clásicos, y convirtió a los héroes en seres
perfectos como Superman: no tiene errores, nada falla en él, es un personaje
perfecto, ¿qué ocurre? Que entonces necesitamos otro personaje, alguien al que
combatir, y ahí es donde aparece el malo, ¿no?
Todo esto del superhéroe
perfecto y que lo hace todo muy bien puede resultar aburrido, ¿no? Superman
mola mucho cuando uno tiene 12, 13, 14 años: ese tipo de superhéroe está muy
bien porque conecta con estas edades, los niños creen que nadie puede pegarles
y que nadie puede vencerles y todo eso. Pero después de un tiempo, este tipo de
personaje perfecto se convierte en un personaje un poco aburrido e incluso que
le pone a uno nervioso, entonces aparece otro tipo de héroe como es Batman, y
Batman sin embargo no es un héroe perfecto, tiene problemas, algo no va bien en
su cabeza, etc,. Entonces, como el lector ya sabe que como Superman no puede
ser, conecta más con un personaje como Batman, que tiene sus defectos como todo
el mundo.
Lo que ocurre con Kvothe es que
comete errores pero son errores muy humanos, y en ese sentido pues es un
personaje que está muy bien, porque lo que hace es humano, pero claro, tiene 16
años, ¿quién no ha tenido 16 años y ha cometido errores? Yo sigo cometiendo
errores, él comete errores terribles, yo también he cometido errores terribles.
Lo que ocurre con ese tipo de personajes es que enriquecen la historia: él
lleva consigo el conflicto, genera conflicto, con lo cual no necesitamos un
malvado que llegue y rapte a alguien, esto es algo que ya Shakespeare sabía,
porque Shakespeare no tiene malos, salvo Django que sí que es malo.
P. B.: ¿Crees que “Calderero, Curtidor”, podría convertirse en la canción
del verano?
R. P.: Sí que tengo la idea de formar un grupo de músicos y hacer incluso
un CD y que cante canciones con relación al mundo de Kvothe, y seguramente
también habrá algo relacionado con “Calderero,
Curtidor”.
P. B. (Toluuu): ¿Cuánto hay de Kvothe en Patrick y cuánto hay de Patrick en Kvothe?
R. P.: Es una pregunta muy interesante. Normalmente la gente dice:
“Entonces Kvothe realmente eres tú, ¿no?”. Pero también funciona en el otro
sentido, es decir, hay muchas cosas de Kvothe que están en mí, porque llevo
diecinueve años escribiendo este libro, entonces pienso como él o trato de
pensar como él pensaría; hablo como él muchas veces, actúo o pienso o trato de
ver como él actuaría, entonces claro, se me pegan cosas, y muchas veces en las
entrevistas cuando respondo algo hay gente que me dice: “eso es lo que habría
dicho Kvothe”, y sí, funciona de manera bidireccional.
Una vez una amiga mía leyó el
libro cuando se publicó por primera vez, me dijo: “Kvothe es como tú”, y yo le
dije: “Bueno… sí, puede ser, pero quien realmente soy yo es Sim”; y ella dijo:
“sí, lo entiendo”; y yo dije: “pero también Manet soy yo”, y ella: “vale, lo
entiendo”. “Pero también Elodin…”, y ella entonces dijo: “vale, vale, lo capto, entiendo lo que me quieres decir”. Lo que
quiero decir con esto es que todos los personajes soy yo, distintos aspectos de mi persona y otra parte de ellos son
aspectos inventados.
P. B.: ¿Por qué Kvothe y Denna se encuentran siempre en los lugares más
insospechados? ¿No crees que es demasiada casualidad?
R. P.: No. ¿Ninguno de
vosotros os habéis encontrado con la misma persona en los sitios más
inesperados y más raros? Bueno, pues ocurre. Hay gente que de repente aparece
cuando uno no lo espera, en sitios realmente inesperados. Ocurre, en la vida
ocurre.
P. B.: Si uno de sus escritores favoritos le pidiera, y usted accediera,
a que uno de los protagonistas de alguno de sus libros apareciera en el
tercero, ¿qué personaje sería y cómo cree usted que le influiría a Kvothe?
R. P.: En una ocasión
alguien me preguntó: “¿Quién gana la pelea entre Kvothe y Harry Dresden?” y
luego también entre Kvothe y Buffy Cazavampiros, ¿quién gana en esas peleas? O
contra Harry Potter, inclusive. Vamos a poner el ejemplo de Harry Potter: si el
libro es de Harry Potter, quien gana es Harry Potter. Harry Potter con 12
años ganó a todos los malvados más malvados del mundo porque es su libro. Si él
estuviera en un libro de Kvothe… Harry tendría que someterse a las leyes de la
lógica, con lo cual, estaría en desventaja. En mis libros las cosas son mucho
más realistas, entonces un personaje como Harry no puede formar parte de mi
mundo porque si no ya no sería mi mundo. Es como decir cómo reaccionaría Kvothe
si viera un dinosaurio. (Todo
ello dicho como una coña, en la que evidenciaba sus ganas de bromear con una
enorme sonrisa cómplice)
Si yo introdujera un personaje diferente, de otro autor, en mis libros,
cambiaría mi mundo y paso mucho tiempo tratando de encajar y crear ese mundo. O
sea que la pregunta está muy bien, pero no puedo responderla.
P. B.: Acerca del juego de rol que vas a sacar después del tercer libro,
¿ya tienes pensado qué tipo de sistema va a utilizar o cómo va a funcionar?
R. P.: Estaba pensando en
hacerlo quizá dentro de mi sistema favorito del juego de rol, y luego alguien me
dijo: “¿por qué no creas todos los materiales y los utilizas en distintos
sistemas?”. Pensé que era una buena idea: uno de los sistemas que a mí me gusta
es el Heroe System pero hay mucha matemática, entonces no es accesible a todo
el mundo. Luego hay gente que quiere jugar en un juego que no tenga tantas
matemáticas y que haya más narración, más historia. Lo que quiero decir con
esto es que si se meten distintos sistemas puede llegar a más gente.
La razón por la cual todavía no lo he hecho, es porque tengo que
hacerlo yo, yo soy quien habla del mundo, quien lo creo: hablo de la religión,
la moneda, la cultura… Todo esto proviene de mí y es en los libros donde está
explícito.
P. B.: ¿Cuál será tu siguiente proyecto cuando termines toda esta obra?
R. P.: Recuperar el sueño
perdido, es decir, dormir. Y pasar tiempo con mi hijo. Pero habrá más historias
que sucederán en este mundo.
P. B.: Si pudiera comparar lo poco que conoces de España con alguno de
Los Cuatro Rincones, ¿con cuál cree que nos identificaríamos mejor?
R. P.: Oh, no, no voy a
entrar a ese juego, es como si alguien me dijera: “¡Ah, la Commonwealth es como
la Europa Medieval”. Para empezar, la tecnología es distinta, la cultura es
distinta… No se puede hacer este tipo de comparaciones. Por otro lado, llevo
tres días en España, y en esos tres días lo único que he hecho es firmar libros
y dormir. Y dormir tampoco tanto.
P. B.: Es muy activo en la obra benéfica WorldBuilder, ¿cuándo empezará
la próxima campaña?
R. P.: La siguiente campaña
empezará a principios de diciembre hasta finales de enero. Además en esta
ocasión va a ir todo fenomenal, porque tengo un equipo de gente que me va a
ayudar, voy a estar mucho mejor organizado y no podré meter la pata. Yo no soy
una persona muy organizada.
P. B.: La gran mayoría de escritores comienzan por ser lectores; vimos
hace poco una entrevista en la que El último unicornio de Peter S. Beagle te
marcó profundamente por su calidad. ¿Hay alguna obra que le hayan recomendado
alguna vez que no haya conseguido nunca acabar de leer o que figure entre los
peores libros que se ha esforzado en leer?
R. P.: Muchas veces lo que
me pasa es que empiezo a leer un libro y luego lo dejo, pero no por culpa del
libro, sino porque me enredo o me ocupo en otras cosas. A veces incluso se me
pueden olvidar en un avión o en sitio. Por ejemplo, Las aventuras de Kavalier y
Clay, que fue premio Pulitzer. Todo el mundo decía: “Oh, qué gran libro, premio
Pulitzer, qué maravilla”; yo empecé a leerlo y bueno, no estaba mal, pero
tampoco me entusiasmó, y se me olvidó en el avión y tampoco me interesé nunca
en recuperarlo. Pero por lo general, si empiezo un libro lo acabo. No puedo
hacer otra cosa, incluso si lo odio.
P. B.: Una pregunta corta con respuesta tipo test: ¿Qué es lo que más le
satisface como escritor?
a)
Que el lector apague la televisión y se ponga a leer.
b)
Tener una legión de fieles seguidores allí a donde va.
c)
Vender más libros.
R. P.: ¿No hay opción “d”?
Yo elijo la d, y d consiste en lo siguiente: lo que me gusta es conocer a los
lectores. Que me sigan no, me agobia, no me parece interesante, pero conocer a
mis lectores, hablar con ellos, ver que se entusiasman por los libros… eso me
gusta mucho.
“Fan”… No me gusta mucho esa
palabra, porque parece que yo estoy arriba y ellos abajo, me gusta más la
palabra “lector”. Y no es que yo sea amigo de los lectores, pero sí que tenemos
algo en común, que es el libro, entonces me gusta hablar con ellos sobre ese
amigo común, ver qué piensan, qué les parece… Esa es la conexión que tengo con
los lectores y esa es mi opción.
P. B.: ¿Crees que algún día se podrá estudiar siaru en la Universidad
como en el caso del idioma élfico de “El señor de los Anillos”?
R. P.: No, no lo creo. El
caso de Tolkien era diferente porque él realmente creó un idioma, irracional y
real, pero un idioma con mucha consistencia. A mí la gramática no se me da tan
bien: el siaru sí que tiene su vocabulario, sí tiene sus reglas, pero si
profundizas un poco verás que no tiene nada más, entonces realmente no lo creo.
P. B. (Iria): Últimamente estamos viendo una gran cantidad de títulos de género
fantástico; el tuyo es ya casi un clásico o por lo menos está camino de serlo.
Yo quería saber qué te aporta el género fantástico que no puede aportarte otro
género, y si vas a continuar en él.
R. P.: Siempre escribiré
fantasía, y de eso no hay duda ninguna.
Toda ficción hace la pregunta “¿qué ocurriría si?”, y en la no ficción,
la pregunta es “¿qué es?”. De esas dos, a mí me gusta la primera
pregunta: ¿qué ocurriría si? Y además es una pregunta con mucha esperanza, y no
hay ningún género que pueda hacer una pregunta tan amplia como la fantasía. Y
es ahí donde yo vivo.
P. B.: Algunos de tus lectores también son escritores. ¿Qué consejos les
daría para mejorar y darse a conocer?
R. P.: Lo más importante de todo es escribir; lo segundo más importante es
revisar, releer. Si uno cree que el libro que ha escrito es el mejor libro
posible, que es perfecto, seguramente esté equivocado y no podrá ser un buen
escritor.
Recuerdo una vez, en un momento dando en el que estaba releyendo lo que
había escrito, y dije: “Pero ¿en qué estaba yo pensando? ¡Esto es horrible!”.
Lo que me había ocurrido es que yo, como escritor, había subido un nivel, había
mejorado, porque estaba leyendo algo que había escritor con anterioridad. Tardé
más en releer algo que había escrito y decir: “¡Qué bueno es esto!”. Hay que
seguir escribiendo para poder hacer ambas cosas, para poder decir “qué horror
esto que he escrito” y “qué bonito esto que he escrito”. Y es ahí, a partir de
este momento, cuando uno puede empezar a refinar y perfeccionar su estilo, su
narrativa, etc. Si uno odia todo lo que escribe, eso no es bueno, y tampoco que
le parezca maravilloso todo lo que hace.
Podría pasarme
semanas dando consejos a los escritores, pero lo voy a dejar aquí.
P. B.: ¿Qué pregunta nunca le han hecho y siempre le ha quedado esa
espinita clavada?
R. P.: Ahora mismo creo que no te puedo decir esa pregunta pero te voy a decir
una cosa: a veces, cuando me hacen una entrevista por ordenador, y hacen
preguntas como “¿de dónde viene su inspiración?” o “lo que sea sobre su barba”.
Entonces yo digo: “¡Oh, cielos! ¿Por qué no me preguntan…?” y se me ocurren
preguntas que me podrían hacer. Pero en este caso, con las preguntas tan
interesantes que tenéis vosotros, una pregunta que me gustaría que me hicieran
no se me ocurre.
En ocasiones, yo también entrevisto a escritores, y como sé más o menos
cuáles son las preguntas más típicas, me divierto haciéndoles preguntas
atípicas: les chincho un poco, les hago rabiar y entonces hago preguntas
divertidas y lo pasamos bien juntos, nos reímos y nos gastamos bromas, para no
hacerles las ocho preguntas clásicas que siempre se hacen, como por ejemplo la
de los consejos a los escritores, que por otro lado es una pregunta que me
encanta que me hagan ya me puedo explayar porque me chifla hablar de este tema.
P. B.: ¿Cómo te sentiste al trabajar con Nate Taylor en el cómic de El
nombre del viento y el resto de cosas conjuntas con él?
R. P.: Me gusta mucho
trabajar con Nate.
Hay una cosa que me gustaría decir aquí con relación al arte: los
lectores me hacen regalos muchas veces, me traen galletitas y cosas, pero aquí
en España, todos los regalos que me han hecho son cosas relacionadas con el
arte sobre mis libros. Son muy bonitos; muchas veces entro en DeviantArt y veo
los Kvothes que hay y me encantan. Cada uno es distinto: uno tiene una
expresión triste, otro una expresión enfadada, pero todos tienen una gran garra
y pasión en su expresión, todos ellos son Kvothe, porque Kvothe es un personaje
apasionado.
Fuente:athnecdotario.com
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